Esta antigua casa de pescadores remodelada, ofrece unas vacaciones peculiares en un pequeño pueblo costero directamente en frente del mar. Se encuentra al sur de Gran Tarajal, en dirección a Costa Calma. Un ambiente acogedor dónde encontrarás un dormitorio, una pequeña sala de estar equipada con TV vía satélite, una bonita y moderna cocina, un pequeño cuarto de baño y lo mejor de todo, la terraza, con vistas directas al mar y la playa.
Justo después de entrar por la puerta te das cuenta de que la magia de esta casa se encuentra tras la puerta de la terraza, unas vistas a un increíble mar azul que llegan hasta el horizonte, sin duda, la joya de esta casa. La terraza cubierta ofrece suficiente espacio para dos personas, cuenta con una mesa y dos sillas donde poder desayunar con vistas al mar y dos hamacas estupendas para relajarse y tomar el sol. Tan sólo tienes que abrir una pequeña puerta de madera situada en la terraza y ya estás en la playa. Esta playa es predominantemente pedregosa, excepto cuando hay marea baja, que se convierte en una playa de arena negra de origen volcánico, sin duda, algo diferente con lo que hacer especiales tus vacaciones.
Esta pequeña casa recuerda la esencia de la antigua isla de Fuerteventura unos 50 años atrás, donde la palabra turismo era desconocida por los habitantes de la isla. La casita Gingimar es ideal para personas que buscan desconectar y les gusta experimentar el día a día de los hogareños de esta región. También es una buena opción para los que quieren explorar el sur de la isla en coche o bicicleta.
Y si algún día no te apetece coger el coche, a la vuelta de la esquina se encuentra un restaurante con vistas al mar, estupendo para disfrutar de una buena comida canaria. Relájate y desconecta en un lugar idílico y disfruta del mar y el sol que ofrece Fuerteventura.